VIAJE INTERIOR
Viaje interior, de Abraham Votroba, es una inusitada obra que captura y transmite con éxito un estado emocional.
Desde el momento en el que vemos la primera imagen, tomada a través de un parabrisas salpicado de lluvia, se hace evidente que nos encontramos en un viaje a través de una tormenta, y la tensión es palpable. La prominente silueta de una cruz nacida de una estrella indica que este es un viaje de carácter emocional.
La imagen recurrente de la cruz nos conduce a lo largo de este viaje, primero desde atrás del parabrisas y luego bajo la forma de los postes telefónicos en el exterior. Estos últimos reaparecen a lo largo de la serie, aludiendo simbólicamente a la narrativa a medida que se desarrolla. En la primera imagen evocan un sentido que alterna entre la premonición y la esperanza. No es evidente si las cruces que forman los postes de teléfono representan la cruz religiosa en el interior del auto y marcan el trayecto hacia adelante o si se interponen en el camino. En imágenes posteriores, los cables de alta tensión reflejan las emociones intensificadas de los viajeros dentro del auto. En otras imágenes, las cruces se vuelven más auspiciosas a medida que pasan zumbando y, entonces, en una panorámica con punto de fuga, parecen indicar la trayectoria prometedora de este viaje.
La tensión que crea la reaparición de las cruces es reforzada de otros modos a medida que avanzamos en la serie. Las dobles exposiciones y los desenfoques creados por el vehículo en movimiento dan la sensación de precipitarse en el espacio de una forma casi descontrolada. Nos sentimos emocionalmente inestables –hay incertidumbre, hay preocupación– y las cosas se sienten irresolutas.
Pero hay notas más tranquilizadoras, simbolizadas por las aves capaces de trascender las acuciantes emociones y remontar maravillosamente hacia el cielo. Sin embargo, incluso en estas imágenes el efecto borroso creado por el auto en movimiento y las dobles exposiciones otorga una cierta cualidad inquietante al arrebato de esperanza suscitado por las aves. Y como las aves se muestran en un ángulo peculiar contra el paisaje, permanece una sensación de desorientación. Este sentimiento llega a un punto crítico cuando vemos la imagen surreal de una vaca, en la señal de advertencia de la ruta, que ha despegado para unirse a las aves en vuelo.
Más allá de si se tiene la impresión de que estas imágenes han surgido de las profundidades del subconsciente o de que estamos ante la obra de un joven Fellini, el resultado es el mismo: estamos siendo testigos de un viaje en el que un padre gravemente enfermo está siendo llevado al hospital con la esperanza de curación y recuperación. Entendemos la importancia del padre y del hogar para la psiquis. Esta serie aborda una condición universal.
Mientras que muchas de las obras de hoy en día cuentan una historia, Viaje interior va más allá y aborda un estado mental. Mientras que otras obras contemporáneas se centran en un lugar específico o en personas específicas, Abraham Votroba se ocupa de transmitir emociones tan urgentes como universales. Aborda cuestiones de la psiquis que nos conciernen a todos.
La técnica que el artista utiliza para crear sus imágenes también hace que se diferencie de muchos de sus contemporáneos. Abraham Votroba adopta un nuevo enfoque que le permite mostrar un proceso emocional en particular. Primero busca símbolos y luego la tensión emocional que la combinación de imágenes puede dar. Los símbolos son su sostén, mientras que la superposición de imágenes, o doble exposición, le sirve para expresar el contenido emocional. Debido a que compone las dobles exposiciones de una manera intuitiva, estas logran evocar el estado emocional de forma exitosa.
Las dobles exposiciones tienen una rica tradición en la fotografía y podemos ver cómo Abraham Votroba lleva esta técnica un paso más allá. Recordemos que Harry Callahan, en la década de 1950, utilizó múltiples exposiciones para darles a los árboles en el paisaje un extraño efecto de vibración. En los 60, Frederick Sommer usa una doble exposición de Max Ernst superpuesto en una pared rugosa para retratar "aquella intranquilidad angelical de Salomón…". Probablemente, las imágenes más famosas que resultan de múltiples exposiciones son las de Jerry Uelsmann, quien empleó múltiples negativos para producir una única composición. En la década de 1960, Uelsmann incorporó además un proceso que llamó “posvisualización”, en el que combina diversas imágenes para crear símbolos y metáforas. Abraham Votroba se basa en esta tradición al hacer uso de varias exposiciones en un proceso de “posproducción” con el fin de crear una única imagen. Este proceso le otorga dos oportunidades para trabajar con su intuición: primero, al realizar la exposición durante el viaje hacia el hospital con su padre y, luego, cuando ve todas las imágenes en conjunto después del viaje y selecciona dos para combinar. Por ejemplo, al combinar varias imágenes borrosas de postes de teléfono con sus barras que sostienen cables de alta tensión, Votroba evoca un sentimiento de ansiedad, ya que esa misma vista desde la ventanilla del auto se repite de forma inesperada en una única imagen. Además, debido a que una de las imágenes se ve más clara, tenemos la sensación de que pertenece al pasado y, entonces, nos enfrentamos cara a cara con el paso del tiempo. En otra imagen, un ave que se eleva hacia las nubes aparece sobre unas vías que desaparecen en la distancia. Esta imagen superpuesta también provoca una sensación de “ascenso”, no solo debido al ave, sino también por las vías que nos arrastran hacia un futuro más prometedor. En suma, Abraham Votroba ha utilizado técnicas fotográficas distinguidas de una manera innovadora e intuitiva, para crear imágenes cautivadoras que abordan una emoción humana universal.
Frazier King
Viaje interior, de Abraham Votroba, es una inusitada obra que captura y transmite con éxito un estado emocional.
Desde el momento en el que vemos la primera imagen, tomada a través de un parabrisas salpicado de lluvia, se hace evidente que nos encontramos en un viaje a través de una tormenta, y la tensión es palpable. La prominente silueta de una cruz nacida de una estrella indica que este es un viaje de carácter emocional.
La imagen recurrente de la cruz nos conduce a lo largo de este viaje, primero desde atrás del parabrisas y luego bajo la forma de los postes telefónicos en el exterior. Estos últimos reaparecen a lo largo de la serie, aludiendo simbólicamente a la narrativa a medida que se desarrolla. En la primera imagen evocan un sentido que alterna entre la premonición y la esperanza. No es evidente si las cruces que forman los postes de teléfono representan la cruz religiosa en el interior del auto y marcan el trayecto hacia adelante o si se interponen en el camino. En imágenes posteriores, los cables de alta tensión reflejan las emociones intensificadas de los viajeros dentro del auto. En otras imágenes, las cruces se vuelven más auspiciosas a medida que pasan zumbando y, entonces, en una panorámica con punto de fuga, parecen indicar la trayectoria prometedora de este viaje.
La tensión que crea la reaparición de las cruces es reforzada de otros modos a medida que avanzamos en la serie. Las dobles exposiciones y los desenfoques creados por el vehículo en movimiento dan la sensación de precipitarse en el espacio de una forma casi descontrolada. Nos sentimos emocionalmente inestables –hay incertidumbre, hay preocupación– y las cosas se sienten irresolutas.
Pero hay notas más tranquilizadoras, simbolizadas por las aves capaces de trascender las acuciantes emociones y remontar maravillosamente hacia el cielo. Sin embargo, incluso en estas imágenes el efecto borroso creado por el auto en movimiento y las dobles exposiciones otorga una cierta cualidad inquietante al arrebato de esperanza suscitado por las aves. Y como las aves se muestran en un ángulo peculiar contra el paisaje, permanece una sensación de desorientación. Este sentimiento llega a un punto crítico cuando vemos la imagen surreal de una vaca, en la señal de advertencia de la ruta, que ha despegado para unirse a las aves en vuelo.
Más allá de si se tiene la impresión de que estas imágenes han surgido de las profundidades del subconsciente o de que estamos ante la obra de un joven Fellini, el resultado es el mismo: estamos siendo testigos de un viaje en el que un padre gravemente enfermo está siendo llevado al hospital con la esperanza de curación y recuperación. Entendemos la importancia del padre y del hogar para la psiquis. Esta serie aborda una condición universal.
Mientras que muchas de las obras de hoy en día cuentan una historia, Viaje interior va más allá y aborda un estado mental. Mientras que otras obras contemporáneas se centran en un lugar específico o en personas específicas, Abraham Votroba se ocupa de transmitir emociones tan urgentes como universales. Aborda cuestiones de la psiquis que nos conciernen a todos.
La técnica que el artista utiliza para crear sus imágenes también hace que se diferencie de muchos de sus contemporáneos. Abraham Votroba adopta un nuevo enfoque que le permite mostrar un proceso emocional en particular. Primero busca símbolos y luego la tensión emocional que la combinación de imágenes puede dar. Los símbolos son su sostén, mientras que la superposición de imágenes, o doble exposición, le sirve para expresar el contenido emocional. Debido a que compone las dobles exposiciones de una manera intuitiva, estas logran evocar el estado emocional de forma exitosa.
Las dobles exposiciones tienen una rica tradición en la fotografía y podemos ver cómo Abraham Votroba lleva esta técnica un paso más allá. Recordemos que Harry Callahan, en la década de 1950, utilizó múltiples exposiciones para darles a los árboles en el paisaje un extraño efecto de vibración. En los 60, Frederick Sommer usa una doble exposición de Max Ernst superpuesto en una pared rugosa para retratar "aquella intranquilidad angelical de Salomón…". Probablemente, las imágenes más famosas que resultan de múltiples exposiciones son las de Jerry Uelsmann, quien empleó múltiples negativos para producir una única composición. En la década de 1960, Uelsmann incorporó además un proceso que llamó “posvisualización”, en el que combina diversas imágenes para crear símbolos y metáforas. Abraham Votroba se basa en esta tradición al hacer uso de varias exposiciones en un proceso de “posproducción” con el fin de crear una única imagen. Este proceso le otorga dos oportunidades para trabajar con su intuición: primero, al realizar la exposición durante el viaje hacia el hospital con su padre y, luego, cuando ve todas las imágenes en conjunto después del viaje y selecciona dos para combinar. Por ejemplo, al combinar varias imágenes borrosas de postes de teléfono con sus barras que sostienen cables de alta tensión, Votroba evoca un sentimiento de ansiedad, ya que esa misma vista desde la ventanilla del auto se repite de forma inesperada en una única imagen. Además, debido a que una de las imágenes se ve más clara, tenemos la sensación de que pertenece al pasado y, entonces, nos enfrentamos cara a cara con el paso del tiempo. En otra imagen, un ave que se eleva hacia las nubes aparece sobre unas vías que desaparecen en la distancia. Esta imagen superpuesta también provoca una sensación de “ascenso”, no solo debido al ave, sino también por las vías que nos arrastran hacia un futuro más prometedor. En suma, Abraham Votroba ha utilizado técnicas fotográficas distinguidas de una manera innovadora e intuitiva, para crear imágenes cautivadoras que abordan una emoción humana universal.
Frazier King